viernes, 8 de julio de 2011

JORNADA DE RESPONSABILIDAD EN EL TRAFICO


Con motivo de la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico, que promueve cada año la Iglesia en España alrededor de la fiesta de San Cristóbal, os enviamos con nuestro saludo cordial un mensaje fraterno de cercanía y esperanza. La Jornada se celebrará este año el domingo 10 de julio.
La movilidad es un signo característico de nuestro tiempo. Lo constatamos con especial intensidad en estos meses en que, con motivo de las vacaciones veraniegas, se multiplican los desplazamientos hacia los lugares de descanso. Los vehículos son un medio indudable de progreso para acortar distancias, promover intercambios de todo tipo y facilitar encuentros. Pero el progreso es siempre ambiguo. Cuando está desprovisto de los valores que orientan sus fines o cuando se utiliza inadecuadamente, puede volverse contra el hombre. "Cuanto más se acrecienta el poder del hombre, más amplia ha de ser su responsabilidad", nos recordaba el Concilio Vaticano II (GS. 35).
"Caminos de encuentro" es el eslogan que hemos escogido para la Jornada de este año 2011. Lo hemos elegido pensando en los miles de profesionales del volante -transportistas, taxistas, viajantes, repartidores..., que habéis hecho de las calles y carreteras vuestro lugar de trabajo- y, en general, en todos aquellos que, sin ser conductores pro¬fesionales, utilizáis de manera habitual el vehículo. Somos conscientes del estrés al que algunos os veis sometidos, de la máxima atención que reclama hoy la circulación, de los peligros que conlleva. Pero queremos invitaros a ver el vehículo y la carretera como instrumentos providenciales a nuestro alcance para acercarnos a los que amamos y nos aman, para aproximar a los hombres y los pueblos, para encontrarnos con el Dios que en su Hijo Jesucristo se ha hecho compañero de camino, como les sucedió a los discípulos que iban a Emaús (Lc 24,13-35), con el Dios que puede hace de nuestros caminos lugares de encuentro con Él, como le sucedió al Eunuco etíope (Hch 8, 26-39).
En este tiempo en que todos andamos con prisas nos viene bien la recomendación de Jesús a los suyos, dicha en un contexto de desasosiego y despedida: "No perdáis la calma" (Jn 14,1) El tiempo nos lo da Dios, y nos lo da, en general, con abundancia y para nuestro bien y nuestro desarrollo. ¡Qué bella la leyenda que encontramos en algunos llaveros!: "Yo conduzco y Tú me guías".

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